martes, 20 de julio de 2010

Opinión sobre el Bicentenario


Ya que hoy Colombia ha difundido a través de todos los medios posibles la celebración del bicentenario de la independencia me gustaría escribir algunas opiniones meramente personales al respecto.

En parte me parece importante que se acuda a fechas históricas y sucesos sublimes en su momento para recordar un pasado y así, teniendo presente una memoria propia poder lograr en efecto de “orgullo nacional” que genere un arraigo a la patria de cierta forma; el resultado de esto en teoría debería ser gente orgullosa de sus tradiciones que se preocupe por mantener todo aquello que ha caracterizado positivamente al país y que logre reconsiderar tantas malas decisiones pasadas (que ahora tienen nefastas consecuencias) para que en las próximas conmemoraciones haya un progreso y los errores no se repitan. Sin embargo las cosas son considerablemente diferentes y siento apatía ante tanta publicidad, artículos o frases con aires nacionalistas que probablemente solo se escucharan por estos días.

No sé si es una exageración de mi parte, pero me siento indignada ante una mentalidad tan mediocre que se enorgullece de poseer una “viveza criolla”, mentalidad que se ha convertido en una constante con la que todos los días me debo enfrentar. Sucesos pequeños como no respetar las normas cívicas (pasarse un semáforo en rojo y reaccionar agresivamente al escuchar un reclamo) o cometer la bajeza de censarse como indígena y entrar a estudiar a la universidad con puntajes que no cumplen con los mínimos requerimientos, pagando una matrícula que resulta menos costosa que una suscripción a cualquier revista, me parecen atroces y poco dignas de personas que a diario se jactan de su orgullo patriótico.

En fin, no dejaré de lado a quienes contribuyen diariamente al progreso, desarrollo y evolución de Colombia, aquellos que hacen que seamos verdaderamente libres, con opiniones y actos que van derrumbando prejuicios que llegan a ser tan limitantes. Esas personas están demostrando que la aceptación de nosotros mismos junto con una gran dosis de respeto deje de importar una preferencia sexual, ideológica, política o espiritual y así comencemos con la reparación de las brechas que nuestro pasado, nuestras malas decisiones y nuestra inconsciencia nos han dejado.

Entonces, para quienes lo merecen, feliz conmemoración de la independencia de Colombia.

miércoles, 14 de julio de 2010

De porqué decidí imponerme un nuevo requerimiento alimenticio

Existen placeres que son catalogados como mayores, en mi lista personal comer es uno de ellos, por lo tanto hace poco decidí solo comer aquello que se pueda etiquetar como -digno de comer porque produce placer-.

El chocolate nunca ha sido un mal ingrediente para cuelquier receta, además es notable la cantidad de propiedades beneficiosas que aporta como un componente llamado fenilitelamina capaz de desencadenar en el organismo una sensacion de euforia y así, un buen estado emocional. Una caracteristica del cacao es poseer suficientes alcaloides como para que el comerlo produzca una estimulación en el sistema nervioso y haga que la actividad tanto fisica como mental no sea agobiante (cosa que me sucede con frecuencia por lo que generalmente acostumbro a tomar café o té). Otros beneficios que el chocolate aporta son la reduccion de la presion sanguínea o la vasodilatacíon facilitada y de esta manera la reducción de la probabilidad de infarto en una persona.

Aparte de las positivas implicaciones físicas que resultan de comer chocolate, existen asociaciones mentales que nos hacen relacionar los recuerdos (culturalmente los chocolates son aceptados como un regalo, hecho que lo cataloga como un estímulo positivo) con la ingestión de chocolate, por eso inconscientemente hay una grata aceptacion de nuestra parte ante el chocolate.

Como cualquier afirmación posee su antítesis, cabe anotar que hay consecuencias que podrian terminar siendo perjudiciales como la obesidad o la adicción, sin embargo en mi opinión, un consumo moderado que brinde tales beneficios (mencionados anteriormente) opaca y hace que los riesgos de obesidad o adiccíon pierdan importancia.

En conclusión, vale la pena comer chocolate, incorporarlo a mi dieta y dejar a un lado aquellos tabúes y creencias populares sobre "los males que el chocolate causa a la epidermis".

Algo que resultaría muy agradable para mi, seria contrastar el marrón del chocolate con el rojo de las cerezas (fruta que me encanta), que además tiene otras cuentas vitaminas y propiedades beneficiosas para el organismo.