lunes, 29 de marzo de 2010

Catolicismo



El domingo de ramos es un día en el que se conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén, hecho que sucedió hace cerca de 2000 años; es curioso que una entrada tan triunfal en aquel entonces haya finalizado con el juicio y posteriormente la muerte del protagonista de esta, Jesús.

En Popayán, una ciudad tan tradicional y católica se celebró el pasado 28 de marzo la procesión del domingo de ramos, ritual que marca la pauta para el desarrollo de las demás procesiones de la semana santa. Este día, más que un momento celebrado por el clero, las comunidades religiosas, congregaciones o personas en proceso de “beatificación” tiene una aceptación social como la “ocasión espontanea que surge de los fieles creyentes laicos” quienes portando palmas que anteriormente han sido bendecidas en todos los templos de la ciudad comienzan una extensiva peregrinación en el santuario de Belén que finalmente concluye en la Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Asunción. Los “Pasos” que hacen parte de procesión son los del “Señor Caído” y “El Santo Ecce-Homo”.

Tradicionalmente se ha usado la palma de cera como representación de la palma que usaron los jerosolimitanos (gentilicio de los nacidos en Jerusalén) para recibir a Jesús y así representar este importante acontecimiento histórico; Pero Teniendo en cuenta que la palma de cera no se dio en Jerusalén y que la que han usado por generaciones en Colombia está en vía de extinción, es necesario que su uso se remplace por una alternativa que no sea nociva para el bienestar natural de muchas especies, por eso antes de pensar y valorar la importancia de nuestras tradiciones hay que rectificar que estas no sean perjudiciales para nuestro ambiente, desarrollo y salud mental.


martes, 23 de marzo de 2010


Haciendo una introspección, estuve pensando como siempre y concluí, que por pensar tanto y hablar poco, me he quedado sin voz.

Me di cuenta que las palabras sobran dentro de mí, pero no las digo; y con el pasar de los años la costumbre de no decirlas me ha ido suprimiendo paulatinamente esa necesidad de hablar, cosa que algunos consideran inconcebible.

Es increíble que se pueda llegar a extremos en los que realmente no surgen palabras para decir algo simple, sin embargo la raíz de mi situación o también llamado por otros “problema” radica en mi obsesión con la buena redacción. Resultará para muchos gracioso o extraño, pero es así. Creo que mis pretensiones están fuera de lugar y es ahora cuando me siento desfasada, pues llegar a pensar que se puede hablar de la manera como se escribe es algo totalmente ¡nulo!, pensar tanto antes de decir algo, redactándolo, organizando ideas, frases hasta darle un grato sentido y hasta musicalidad hace que en el momento en que ya esté listo todo un párrafo de ideas para hablar, la conversación haya cambiado de sentido -.- definitivamente es algo que se debe mejorar, aunque ese mejorar no sea fácil, sobre todo cuando hay un sequito de personas que está esperando por ello.

Finalmente digo que me parece bueno saber que existe algo más que la voz para poder llenar esos vacios existenciales , y así la posibilidad de hablar se expande a la palabra escrita; Obviamente no se debe descuidar o más bien, debo mejorar mis habilidades “expresivas” y “empatizar” un poco más, para corregir algunos –no tan grandes- errores que se aprenden o peor, se heredan.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Un post sobre Popayán

Sabemos que Popayán ha sido para la historia de Colombia, una ciudad representativa, que brindó al país ejemplos de progreso y desarrollo; y así, se fue convirtiendo en un modelo a seguir con el estilo de vida ilustrada que tanto llego a caracterizarla.

Además, las tradiciones hispánicas heredadas en la ciudad blanca sumadas a las expresiones autóctonas fueron reflejando la idiosincrasia y riqueza cultural que esta ciudad brinda al país y a su pluriculturalidad; enseñando a una nación un estilo de vida basado en valores tradicionales, creencias religiosas, ritos populares y una gastronomía variada, que influyen a la vez en las creaciones literarias, arquitectónicas y musicales que representan a Popayán.

Desafortunadamente con el tiempo, este valioso legado se quedo tan solo en los libros de historia y viejos recuerdos de un país.

Sin embargo, una de las actividades por las cuales sobresale aun esta ciudad blanca de Colombia es la celebración de la semana santa, que tiene lugar dentro de todo un contexto que se prepara durante el año para llevar a cabo tal tradición.

Debido a la gran organización de este ritual religioso y con la participación de sectores sociales regionales, se incrementa cada vez el número de visitantes nacionales y extranjeros que hacen parte de esta expresión cultural, donde también se lleva a cabo el festival de música religiosa, entre otras actividades que reflejan el aporte que la ciudad de Popayán hace al país.

Por todo lo anterior, cabe mencionar que hace poco una organización internacional que reconoce el patrimonio cultural de pequeños y grandes lugares y que así, contribuye con un desarrollo cultural e intelectual, ha reconocido a Popayán como patrimonio cultural de la humanidad.

Esta organización es la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) que desde 1945 ha reconocido la participación y el legado cultural que los pueblos dejan al mundo y así tiene como objetivo contribuir a la paz mediante la comunicación, la ciencia, la cultura y la educación, la UNESCO también orienta a los pueblos con gestiones para su diverso desarrollo para que finalmente obtengan a partir de la cultura y los recursos determinados una modernización en distintas áreas, para que así se incremente un progreso de educación y alfabetización de todos los sectores involucrados.

Esto, además de ser un orgullo para quienes habitamos y hacemos parte de la ciudad de Popayán por ser reconocidos por una cultura rica y diversa en varios aspectos, también puede ser tomado como un llamado de atención, a ese letargo en algunas áreas que hace, que organizaciones internacionales quieran guiarnos hacia una apropiación de nuestras raíces y así mejoremos nuestra educación.